Gaufre

Los deliciosos y aromáticos gofres son la marca registrada de la cocina belga más famosa. Elaborados con masa espesa o fina, los pasteles se hornean en una plancha para gofres especialmente diseñada que crea un patrón de cuadros inusual en la parte superior e inferior de cada pastel. En Bélgica, existen dos variedades distintas de este postre nacional: el ligero gofre de Bruselas y el más denso gofre de Lieja. La diferencia clave está en la masa: mientras que la masa del gofre de Bruselas es fina y líquida, la variedad de Lieja se elabora con una masa espesa, similar a la del brioche, que da como resultado un pastel con bordes irregulares y una textura densa. Sin embargo, esta distinción solo se reconoce en Bélgica, mientras que en el resto del mundo, este popular postre se conoce simplemente como gofre belga. Aunque los gofres están presentes en la cocina belga desde la Edad Media y se elaboraban inicialmente con una mezcla de cebada y avena, se hicieron famosos en la Feria Mundial, celebrada en Nueva York en 1964. Maurice Vermersch, el innovador de la versión moderna de los gofres, decidió ofrecerlos a los ciudadanos estadounidenses, lo que resultó ser un gran éxito. Desde entonces, los gofres se han convertido en un desayuno básico habitual en los restaurantes estadounidenses tradicionales. Sin embargo, en Bélgica, los gofres se consideran comida callejera: casi siempre se comen con la mano, sobre la marcha. Por lo general, se sirven solos o espolvoreados con azúcar en polvo, pero las versiones modernas pueden estar cubiertas con cualquier cosa, desde crema batida y chocolate hasta caramelo o frutas en rodajas.