Tarta de manzana

Aunque Inglaterra tiene una larga historia de elaboración de tartas de carne y frutas, y fue la inspiración para las versiones americanas, no hay nada que sea más sinónimo de postres americanos que la tarta de manzana. En Estados Unidos, las tartas de manzana se encuentran en todas partes, desde grandes tiendas de comestibles y restaurantes hasta cafeterías y panaderías caseras, horneadas hasta que la doble corteza esté dorada, rellenas de manzanas recubiertas de azúcar y canela. La tarta de manzana americana casera es motivo de gran orgullo, y provoca discusiones sobre qué variedad de manzana es la más adecuada para las mejores tartas. Algunos apuestan por las Granny Smith, pero son ácidas y requieren demasiado azúcar, lo que da como resultado una corteza empapada. Otros prefieren la Golden Delicious, la variedad más seca, pero la menos sabrosa. Los expertos optan por la ácida Cortland o la sabrosa Northern Spy, ambas en su mejor momento entre septiembre y noviembre. Sin embargo, las variedades de manzana no son la única preocupación. ¿Qué pasa con la corteza? ¿Debe ser hojaldrada y mantecosa o fina, crujiente y a base de manteca de cerdo? Para lograr una combinación dulce y salada, algunos incluso reemplazan la mitad de la mantequilla con queso cheddar, lo que da como resultado una inusual tarta de manzana con una corteza de queso. La variedad más popular en los EE. UU. es probablemente la tarta de manzana à la mode, inventada en Minnesota en 1885 y servida con una bola de helado encima. Independientemente de las variedades regionales y los debates interminables, la tarta de manzana es un postre estadounidense como ningún otro, que se combina mejor con un vino dulce Riesling.